viernes, 26 de febrero de 2016

Un hijo, un libro y un árbol





UN HIJO, UN LIBRO Y UN ÁRBOL

(Josep Sebastián)



     A la sombra del sauce que plantó cuarenta años atrás, Barrachina  releía La soga, el libro que escribió en su juventud.
     Pensó que de algo le servirían mientras recordaba que su único hijo nació a los once meses de marchar al frente.
    


miércoles, 17 de febrero de 2016

Pizca de sal


 

 

Pizca de sal


A ver, señora jueza, usted me va a entender… ¿Sabe su señoría el tiempo que se lleva una en la cocina para hacer unos buenos pimientos rellenos?… Para empezar, hay que ir al mercado a escoger los más rojos y hermosos. Hay quien los prefiere verdes, pero a mí me gustan rojos, que salen más dulces… Luego hay que asarlos, con cuidado para que no se cuezan. Quitarles la piel y desvenarlos. En eso ya se fue media mañana.
Hay que conservarlos en un paño húmedo mientras se prepara el relleno. Así que se pone un kilo de carne picada en una cazuela, con su chorro de aceite, cebolla picada, dos ajos enteros, tomate picado, patata en cuadraditos, zanahoria muy pequeñita, un puñado de pasas, tres rodajas de piña en almíbar en trocitos, perejil, apio y un par de chiles o guindillas enteras, sólo para dar gusto.
Esto, señoría, se lleva su hora larga de preparación, y otra más al fuego.
Luego viene la salsa. Porque, claro, una nos los sirve así, sin gracia. Se hace a base de nata espesa y queso curado, con un chorrito de vino blanco y un suspiro de pimienta blanca. Al final, cuando se quita del fuego, hay que agregar las nueces picadas.
Entre rellenar los pimientos, meterlos al horno diez minutos, disponerlos en la fuente para llevar a la mesa, bañarlos con la salsa muy caliente y adornarlos con granos de roja granada, llegó la hora de sentarse a comer, sin un respiro.
Y todo, ¿para qué?… Para que venga el zoquete de mi marido y diga: «A esto le falta una pizca de sal…».
¿Acaso usted no le habría reventado la cabeza con el plato de pimientos?… ¡Vamos!… ¡Y tan a gusto que se queda una!…

 http://alejandradiazortiz.wordpress.com/2013/08/15/indice/
Alejandra Díaz-Ortiz
Pizca de Sal.Trama Editorial 2012

martes, 16 de febrero de 2016

El descuido





EL DESCUIDO

(Josep Sebastián)


     Acabada la orgía, volvió a casa vacilante por las calles pedregosas. Casi a ciegas se quitó el casco, las sandalias, la falda de cuero y la cota de malla que cubría su pecho.
    Solo al dejar  la espada en el suelo fue cuando el centurión Tiberio pudo aprovechar para matarle.

lunes, 15 de febrero de 2016

Un día de caza





UN DIA DE CAZA

(Josep Sebastián)



     Amanecía cuando se adentró en el bosque y vio lo que jamás en su larga vida de cazador había visto. Una liebre dormitaba apoyada en un árbol.
     De manera silenciosa cargó el arma.
     Cuando dio un paso para tenerla a tiro, tropezó con la tortuga y se desnucó allí mismo.