martes, 16 de febrero de 2016

El descuido





EL DESCUIDO

(Josep Sebastián)


     Acabada la orgía, volvió a casa vacilante por las calles pedregosas. Casi a ciegas se quitó el casco, las sandalias, la falda de cuero y la cota de malla que cubría su pecho.
    Solo al dejar  la espada en el suelo fue cuando el centurión Tiberio pudo aprovechar para matarle.

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