domingo, 18 de febrero de 2018

LA ESTACION PERDIDA, de Use Lahoz

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Narrativa. Al final de la primera parte de la novela, se nos dice que Santiago, el personaje principal, es un hombre que está vacío. Muy cierto, se nos ha ofrecido únicamente una superficie plana y sin matices y desarrollado por el personaje una considerable antipatía. El problema es que en las cinco partes restantes esa vaciedad no acaba de llenarse. No sólo porque así ha sido concebido el carácter del personaje, cosa plausible, sino también por la cortedad expresiva de la prosa. Suerte que el personaje femenino que le acompaña, Candela, la mujer enamorada para siempre, queda muy bien perfilada afilando con precisión ese único rasgo de carácter y explotando la raigambre literaria de este tipo de personaje. Las escenas en que esa mujer participa tienen la plasticidad que falta a las demás. Use Lahoz (Barcelona, 1976) narra linealmente la vida de esta pareja junto a numerosos secundarios, entre los que destacan por su originalidad los montevideanos, y al mismo tiempo va dando noticia detallada de las ciudades donde se desarrollan los acontecimientos y de los accidentes políticos y sociales del momento (finales del franquismo y primeros años de la democracia, principalmente). Con eso se gana la complicidad del lector identificado con esos lugares y tiempos, aunque no se sabe por qué a Zaragoza se la menciona simplemente como "la capital". El texto entero tiende al costumbrismo tradicional, a la contemplación más bien divertida (es una historia dramática que tiende a la comedia, como en el cine) de sucesos y accidentes que se suceden unos a otros sin demasiado orden. Como Lahoz se apunta a la moda de producir obras de volumen considerable (nada es menos cierto que la extendida opinión de que la falta de tiempo del lector actual obliga a publicar libros breves), son tantas las vistosas peripecias a las que asistimos que al final el amigo Santiago y su adorada consorte nos parecen conocidos de toda la vida. Que, supongo, es de lo que se trata.

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